miércoles, 22 de diciembre de 2010

Nochebuena Imperialista.






Todavía no salgo de mi asombro y supongo que tardaré en salir. Ya debería estar acostumbrada pero a lo tonto, a lo necio, a lo imbécil, una nunca se amolda.




No terminaba de felicitarme por la programación navideña de “Utilísima” cuando mi entusiasmo primigenio se vino olímpicamente al suelo. Ya les comenté en la entrada anterior parte de mi desencanto, pero ahora voy a abundar en detalles ¡Y cómo! Por supuesto, tampoco escatimaré críticas a su supuesta competidora, la señal de cable “El Gourmet”. En el fondo y aunque parezcan apuntar a públicos diferentes, son como se dice hablando mal y pronto, la misma bosta con distinto olor. En ambos canales se hace gala de un posmodernismo nauseabundo, de un snobismo casi risíble y sobre todo de un anti-argentinismo muy marcado. A esta altura, no me hago ilusiones de ver un pesebre en aunque más no sea un programa de contenido navideño…Está el arbolito y gracias. En cuanto a Cristo, venido al mundo a morir por nosotros, ha sido desplazado por Papá Noel, pero no el verdadero, San Nicolás de Bari, digno Obispo defensor de su fe, quien se apiadó de la suerte de una joven cuya dote era demasiado exígua para casarse y él se la completó lanzando un buen saco de monedas de oro por su chimenea , sino el personajillo ese popularizado en los años 30’ por la Coca-Cola, un gordo pícarón que trocó su vestimenta sacramental por una especie de atuendo gauchesco rojo y blanco. Si algo me queda claro es eso: nada de mensajes cristianos en la televisión…Ni siquiera para Navidad. Si queremos consejos útiles de conducta para la fecha, para eso lo tenemos a Bernardito Stamateas, el sacerdote laico de la nueva religión sin Dios, quien al modo de un curita simplón, nos dará su propio sermón recomendándonos verdades de Perogrullo en cada entrega de “Navidad Utilísima”. Y en “El Gourmet”, Francis Mallmann y sus muy bienudos amigos nos recordarán que podemos tener una linda fiesta entre camaradas sin recordar a Jesús en lo más mínimo. El niño santo , recorriendo el camino que lo llevará del pesebre de Belén al dolor y a la Cruz donde redimirá a los hombres, no les interesa a éstos para nada. La dulce imagen de la sagrada familia es reemplazada en la pantalla , por la autosatisfacción ufana de Pablo Massey, Juliana López May , Maru Botana ,Leonardo Azulay, Santiago Garat , Martín Pittaluga , Vanina Chimeno y Guzmán Artagaveytía hablando sin cesar del placer y la autogratificación, mientras se tiran en el pasto a tomar vino y pronunciar frases supuestamente profundas.



Pero como lo dije antes, a esto ya me lo veía venir. Cristo ha sido desterrado de los medios de comunicación. Creen que el cristianismo desaparecerá si lo quitan de la televisión, las escuelas, los libros y las revistas. Yo hablaba de otro tema, si se quiere, más mundano. Se trata, por medio de la programación navideña de matar  a nuestra cultura nacional; bah, la cosa es mucho más compleja. En todos los países del mundo, la idea es la misma: aniquilar, por medio de la promoción del “pensamiento único”, las nacionalidades . Alterar las celebraciones y tradiciones propias de cada país, es una de las jugadas de quienes albergan tan negros propósitos . Afectando alentar la tradición, la destruyen desvirtuándola y la comida es un blanco clave para esta gente por razones lógicas. Existen platos que se consumen ligados a tal o cual fecha en el almanaque y suprimirlos o alterarlos es importantísimo para quienes buscan el “mundo uno”, cargado de borregos obedientes, sin más intereses que trabajar, juntar plata, copular, ascender en la empresa y luego morir para cremarse y esparcir sus cenizas al viento.



Veamos entonces. ¿Qué consume el argentino medio en sus fiestas de fin de año? Vittel Thoné, matambre relleno, lechón frío a la parrilla, tomates rellenos, huevos duros también rellenos, ensaladas de varios tipos, fruta seca, turrones, garrapiñadas, pan dulce, helado, ensalada de frutas y amplio beberaje, que seguro incluirá vinos pero también, clavado, sidra, champagne (no digo espumante, señores…cuestión de princípios), clericó y en algunaos hogares más audaces , cócteles. Esto desata la ira de muchos “bienpensantes” porque para ellos denota nuestro innegable origen europeo. ¿Quién , en la Argentina no tiene un abuelo español, italiano, alemán, yugoslavo, etc, etc? No comemos Vittel Thoné para hacernos los interesantes, sino porque nuestros nonos  se daban panzadas con él, y si le damos duro y parejo al turrón es porque a nuestra “Yaya” también le gustaba. ¿Es un pecado eso? Entonces nos vienen con el cuento de que este es un país americano y por lo tanto “tropical” –pese a no tener sino una pequeñísima franja subtropical en el Noreste – y debemos comer entremeses “para el calor”. No deberían ofuscarse tanto quienes así piensan, ya que fuera de los turrones, el pan dulce y la fruta seca, en la mesa argentina no se consumen los manjares europeos de Navidad. Por allá, son más afectos a los guisotes sustanciosos, al tournedos en su salsa, a platos de muy alto contenido calórico en tanto aquí, el cerdo a la parrilla frío tiene su lugar de honor en las mesas, junto al ya queridísimo matambre relleno, plato criollazo si los hay. El Vittel Thoné es europeo, pero no se suele consumir por allá para las fiestas navideñas. Si acá se adoptó para Navidad y Año Nuevo es justamente por tratarse de una preparación fresca, para nada pesada, muy adecuada al clima decembrino en nuestras latitudes.

 

Por el contrario…¿Qué nos proponen los chefs mimados del momento, protestando airadamente porque insistimos en festejar según se lo hace en el hemisferio norte? ¡¡¡Platos del hemisferio norte!!! Claro, otro norte, no Europa que ya está “out” y es un quemo. Estados Unidos. El paraíso por el que suspiran liberales clásicos y gramscianos zurdos por igual. La patria de Woody Allen, la fantasía de Broadway, los niños que no quieren crecer, el hedonismo , el edén de los sin Dios. Entonces los vemos preparar, babeándose de placer el famoso pavo relleno, las archirreiteradas cupcakes (No se rompan mucho la cabeza..son los famosos pirotines con decoración Rococó, nomás) y los bastoncitos de caramelo a rayas típicos de los EEUU. Esto sí está permitido, lo europeo , no. Fue una experiencia sorprendente escuchar al maestro Gross (generalmente, un capo, pero su admiración por los yanquis lo pierde) matizar su exposición acerca de los aburridísimos cupcakes con un inglés tan, pero tan impostado, que ante el hecho , no sabemos si reír o llorar. Así, le oímos recomendar usar “peanut butter”, “cream cheese” y “powder sugar”, explicando después a la audiencia el significado de todos estos términos en español…   y quizá olvidando que sus seguidores hablan precisamente   español en su vida diaria. Al pasar a engalanar los pirotines  , habló de “topping” y “frozen”, en lugar de “decoración”.Y para rubricar, comentó que los cupcakes más renombrados eran los “red velvet cakes” , aunque los que él hacía en ese momento eran “old fashioned”. Después se refirió a una película norteamericana donde todos los protagonistas mataban su angustia comiendo cupcakes y en sus momentos felices, los regalaban en vistosos envoltorios.Levante la mano quien no haya oído este parlamento   sin tirarse al piso de risa.¡Sonó tan espantosamente rastrero de parte de un gran pastelero como Osvaldo Gross!




Pero no es, ni con mucho, el único caso digno de citarse: hubo bastones de caramelos navideños a la buena usanza yanqui en unos cuantos programas gastronómicos de ambos canales, así como “ginger cookies” (galletitas de jengibre…miren qué fácil se decía. Una cocinera de estas de moda se trabucó de tal forma al nombrarlas, que las llamó “Gingerbread cookies”, lo cual viene a ser algo así como “Pan de jengibre de galletita”) con forma de hombrecitos, muy populares en la patria del “Tío Sam”, pues   se cuelgan en el árbol y hasta un pavo, que con ser delicioso no es una comida tradicional navideña en la Argentina. Se intentaron innovaciones “razonables” (una mesa de ceviches; buena alternativa para agregar a las ensaladas, si bien en Perú no se trata de un plato de celebración) y otras decididamente descabelladas como las comilonas improvisadas de Mallmann y compañía, que nosotros podríamos, por ejemplo, reproducir en nuestros modestos patios y jardines o en el reducido espacio de nuestros balcones. Siguieron revelándose como más prácticos y queridos para las almas sensíbles - y los estómagos hambrientos- los platos de siempre, que con ser de siempre son los más caros a nuestros sentimientos, los que más nos ligan a nuestros recuerdos de infancia.



 
Luego está la manía indigenista: toda ocasión será buena para recordarnos que no debemos preparar delicias impropias de América Latina , echando mano de frutas “ajenas a este lugar del mundo”, debiendo optar en cambio por papayas - ¡Y dale! – maracuyás, ananás,mangos, etc, etc, etc…  sin ponerse a pensar en que muchas de éstas crecen en un territorio muy acotado en nuestro país, Chile, Uruguay y otras áreas no tropicales del continente  . Allí, paradójicamente, es más fácil tener duraznos, ciruelas, peras, manzanas, frutillas , frambuesas, melones, sandías, grosellas y uvas que las anteriormente citadas. Por ende, el consejo no es práctico. Tampoco lo es el indicar el uso de bebidas como ron en lugar de coñac, pues el coñac es "europeo" (esto último se dice como un estigma), ya que ambas tienen una carga alcohólica similar y el sabor de un buen ron añejado, como el de Finca Santa Teresa, se asemeja mucho al de un coñac cualquiera . Por otra parte, lo de siempre: ¿Por qué esa estupidez de insistir en los ingredientes y no en las preparaciones típicas? Se nos habla permanentemente de honrar a América Latina a la hora de cocinar, pero pocos platos típicos de éste lugar del mundo son difundidos por "Utilisima" o "El Gourmet"…¡Y mucho menos los navideños! Quizá porque vendríamos a descubrir que comemos todos muy parecido en las navidades, sobre todo los habitantes   del Cono Sur, donde el panettone, los turrones, los pollos asados, el cerdo y la ensalada rusa, dominan. Pero también para guardarse de hacernos conocer exquisiteces navideñas como la torta marquesote de toda América central, el ponche boliviano, los romeritos de México…ninguno de ellos precisamente liviano para el estómago. Recordemos que por ejemplo que en buena parte México no hace calor en Diciembre, pues está ubicado en el hemisferio norte, donde es invierno. En El salvador, sin ir más lejos, no pueden faltar las uvas y las manzanas en esta fiesta tan especial (nada de papaya y maracuyá) como tampoco un típico un arroz con mariscos de claras reminiscencias hispánicas .




Para resumir e ir redondeando, creo que “Utilísima “ y “El Gourmet” (quien sale siempre del atolladero de la Navidad recurriendo a programas antiquísimos de su archivo, pues no filman uno nuevo de esa temática ni por equivocación) viven en un mundo de fantasía, sin correlato alguno con la realidad. Sueñan con influir en el ánimo de sus televidentes animándolos a cambiar, a tirar por la borda los menús heredados de la bisabuela a desechar la ornamentación propia de éstas fiestas “porque estamos en verano , hace calor y ésto no es Europa” y hasta a olvidar el verdadero motivo del festejo central: el nacimiento de Cristo.



Me consuela constatar que nada de esto se verifica a la famosa hora de las papas: en los grandes supermercados y casas de comida, no dan abasto con los cerdos a la parrilla; se agotan los panes dulces y la fruta seca; las abuelas y las tías preparan Vittel Thoné; el abuelo se apura a terminar el matambre relleno para llegar a tiempo y la familia entera arma de a poco el pesebre al pie del arbolito. Allí, al dar las 12 de la noche del día 24 de Diciembre, después del brindis, alguien agregará , entre la imagen de la Vírgen y san José, la del niño, que abriendo sus bracitos como preanunciando el martirio de la Cruz, nos estrechará a todos contra su corazón, aunque nos lo merezcamos poco y nada.



A todos mis seguidores, ¡Feliz Navidad!



Vanesa.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Utilisima se queda en la intención.

(Mirta Carabajal y Silvia Barredo en "Rico y Abundante")
¡Qué lástima! Este artículo iba a ser un elogio hasta hace unos pocos días, cuando mi desencanto me trajo algo más de   sentido común. Me hubiese extralimitado en  loas respecto de la señal de cable del señor Ernesto Sandler y la multinacional Fox. Ojo, cuando alguien merece aplausos no se los amarro pero la televisión de hoy, como casi todos los medios de comunicación, está  manejada por empresarios o sociedades anónimas, con parecidos criterios ideológicos, ya sean de izquierda o de derecha.  …En realidad son matices del pensamiento único que hoy impera en el mundo. Como vemos, en las temas de fondo, no existen discrepancias serias entre los dueños de los diferentes diarios , revistas, canales de televisión, radios y agencias noticiosas. Quieren hacernos creer que las hay, pero salta a la vista que responden a los mismos intereses.




Después de este preludio un poco aburrido, pasemos al tema de hoy: “Utilísima”, la señal de cable dirigida a la familia, heredera de aquella mítica “Buenas Tardes Mucho Gusto”   que todos recordamos con tanto cariño. En “Utilísima” como en “Buenas Tardes”, hay segmentos dedicados a la cocina, al tejido, a la costura, a las manualidades, a la educación de los hijos, a la psicología casera y hasta a la decoración. La parte que más me interesa a mí, desde luego, es la referida a la gastronomía, pero no dejo por eso de sentarme a ver “Bricolage” (aunque tenga dos manos izquierdas), de horrorizarme con las estupideces de “Rosita” o de reírme ante las obviedades teñidas de “ non calentarum largum vivirum” de Bernardo Stamateas.



Cuando dije que la nota había sido pensada como un elogio, se debía a lo siguiente. Durante mucho tiempo estuve comparando la señal “El Gourmet” con ésta y consideré a la primera, la gran perdedora. Aún hoy pienso así. Aunque chillen sus defensores, “El Gourmet” es un canal concebido para snobs, sacando algunos pocos profesionales de probada solvencia y calidez humana .  No está dirigido a quien cocina para sus hijos ,nietos, o para su gran barra de amigos, es decir,  para quien se calza el delantal por amor. No nos retrotrae a imágenes de grandes fuentes de guisos de lentejas, ni a flanes de doce huevos con copetes de dulce de leche, sino a minúsculas porciones de sushi y bocaditos del tamaño de la uña de un dedo meñique con combinaciones tan “audaces” como crema de vainilla aderezada a la pimienta. El ejecutivo de Puerto Madero, la mujer liberada que hace pilates y se llena la trompa de botox o el cineasta progre de turno puede  sintonizar “El Gourmet” sin peligro de convertirse en una Doña Petrona cualquiera (lease con ironía) y preparar esos platos insípidos pero tan monos, para una o dos personas , muy del gusto de los hoteles cinco estrellas de hoy.
 
(Narda Lepes y Choly de Berreteaga en "Navidad Utilísima")

“Utilísima” se presenta como la antítesis de todo eso. Sus chefs no son los niños mimados de esos nuevos  ricos fanáticos de la cocina que hasta ayer no sabían ni preparar un bife a la plancha. Propone platos para cuatro o más personas, con ingredientes que no es necesario ir a buscar a Kenya o las Filipinas y se dirige al hombre y a la mujer común, a quienes gustan de cocinar desde siempre y no porque se haya puesto de moda. Las recetas televisadas, al revés de lo habitual en “El Gourmet”, se pueden reproducir. Cualquier teleespectador deseoso de agasajar a los suyos con una nueva exquisitez, la buscará en “Utilísima” sin sentirse defraudado . También sus cocineros son excelentes, didácticos y sobre todo, prácticos. Siguiendo a Norberto D’Oro, Alícia Gallach y Soledad Kluj ("Súper Express"), se puede planificar el menú del día sin caer en innecesarias sofisticaciones , aunque tampoco en el aburrimiento total de hacer siempre lo mismo; con Mirta Carabajal y Silvia Barredo se le pierde el miedo a la cocina tradicional, aunque esta engorde; con Mauricio Asta y Juan Manuel Herrera, nos abandonamos al placer de la pastelería y panadería clásicas y por fin, con Narda Lepes y su tía Bibi ("Doña Petrona por Narda"), nos animamos a probar exquisiteces     sin destrozar por eso nuestro presupuesto mensual y reaprendiendo recetas antiguas, caídas en el olvido por haberse dejado de practicar; nos acostumbramos a dejar de considerar a la manteca y a las frituras como enemigos y sobre todo, ¡¡¡volvemos a disfrutar de un buen plato de comida sin vivir pensando en los quilos o la salud!! . Considero esta adquisición de “Utilísima” como una de las mejores de sus largos años en el aire. Narda Lepes, con su exuberancia , su "al pan, pan y al vino, vino" y sobre todo su filosofía epicúrea de vida, no cuadraba en medio de esa pléyade de elitistas de “El Gourmet”. Donato de Santis y Takehiro Ohno deberían mudarse a la señal de Sandler también, o pronto allí estarán sobrando. La calidez de estos dos últimos chefs, no va con la frialdad autosuficiente de los otros profesionales de la señal.



        Hasta aquí los aplausos ; ahora el desencanto.



   “Utilísima” está cayendo en la tentación de imitar al “Gourmet”, se quiere sofisticar y es allí donde pierde todo su encanto, aquello que la distingue. El año pasado, tuvo un severo traspié al idear una programación con perfiles supuestamente “latinoamericanos” aunque en realidad se mostraba a colombianos, venezolanos y mexicanos de  pacotilla, medio pasados por agua por Miami, un estereotipo del “latino” (palabra tonta si las hay, pues no define nada) que está todo el día bailando salsa, hablando mitad en inglés y mitad en español y cocinando platos ultramodernosos, sin raíces en ninguna parte. El público dijo claramente “no”, y Sandler, pese a seguir asociado con Fox, decidió volver a sus antiguos conductores argentinos. La audiencia entonces, tornó a gritar: “presente”. Sin embargo, en el 2010, comenzaron las patinadas otra vez…La primera evidencia aparece en el lenguaje de sus conductores para quienes en el colmo del ridículo (no saben ellos lo pretencioso y engrupido que les queda en boca) no existe galletita dulce que no sea una “cookie”, ni   decoración  denominada simplemente así y no “topping” o “frozen”. Silvia Valdemoros llegó a decir, cuando hacía galletas navideñas en “Navidad Utilísima”, que su abuelita llamaba “masitas” a las “cookies”, como si el último nombre fuese lo natural y no al revés. Las dos chicas que trabajan con Mauricio Asta y Juan Manuel Herrera , Estefanía Colombo y Clara Serventi, son el colmo de lo cipayo abundando en terminología yanqui pero hablando un castellano más bien pobrón . Luego está la profusión de recetas con “maracuyá”, “papaya” y “mango” , llegando a aburrir por lo repetitivas, al igual que el consabido chocolate con ralladura de naranja, como si no hubiese otra combinación posíble…Y finalmente la adopción de una ideología modernosa, a la que los directivos del canal (está claro que la cosa no parte de los chefs) han  forzado a someterse a la mayoría de sus cocineros…Se me cae la mandíbula de horror al ver a las chicas de “Rico y Abundante” preparando una seguidilla de platos dietéticos, sin crema, sin grasa y con azúcar bajas calorias. Eso, en una emisión con el nombre antes citado, es un despropósito y una burla al espectador, quien si eligió "Rico y Abundante", no será, me parece, para deleitarse con milanesitas de soja al horno y ensaladas de lechuga sin condimentar.  Ultimamente, el programa merecería llamarse "Soso y exíguo", lo cual es lamentable para un par de profesionales talentosas como Carabajal y Barredo. Ya existen programas para quienes necesitan  una alimentación acorde a   problemas de salud condicionantes de la dieta, como ser la diabetes, la hipertensión,  la fenilcetonuria , la sensibilidad al gluten, el colesterol alto  o  para aquellos deseosos de estar en buenos términos con la balanza. No es necesario obligar a toda una sociedad a prescindir del azúcar, la sal y las grasas tan solo porque algunos indivíduos necesitan privarse de ellas . Lo mismo ocurre en otros órdenes de la vida, pero por ahora, nos vamos a circunscribir a "Utilisima " y su programación.
 
  Otro característica del "aggiornamiento" de la señal, es su adulación a los "niños" (no escribo "chicos" que sería lo que cuadra, porque esas criaturas ñoñas, miedosas de los gérmenes , imperiosas como dictadores e irrespetuosas como políticos recién votados son "niños" y así se los llama en "Utilísima", ni más ni menos). Todo se hace para ellos. Hay Panes Dulces para "niños", menúes para "niños", rellenos para "niños" y tortas para "niños". El dulce de leche, para más de un conductor, sería según parece, del gusto de los "niños" exclusivamente. Por supuesto, ni hablar de darle a los purretes una copita pequeña de sidra para brindar durante las Navidades, como me daban a mí; brindarán con jugo de hibisco y pera, que es más sano ¡Sino pueden salir alcohólicos, imagínese, doña! ¿Comprarles bombones de licor, como hacía el santo de mi abuelo conmigo? ¿Emborracharles ligeramente la sopa inglesa con cognac o ron y almíbar? ¡Sacrilegio ! Denles mejor leche de coco y "cookies" de cereales, que son alimentícias, tienen un montón de nutrientes y refuerzan el sistema inmunológico. ¡Guarda con darles algo solamente rico! Y además de estar los "niños" están las "nenas", fauna a la que separan muy cuidadosamente de la de los "niños" a secas, aunque esta gente es rabiosamente defensora de la "ideología del género". Para las "nenas" hay galletitas, masas, tortas, pirotines y otras yerbas, con glaseados rosados hasta la náusea. Si quieren tener un empacho de rosa  y de modales lelos y pavotes, dense una vuelta por "Rosita", donde se encargan de estupidizar 100% a las pobres chicas, aunque Estefanía Colombo y Clara Serventi también ponen bastante de su parte en este sentido. Y sumemos a ésto que los programas, como los del "Gourmet", se repiten, se repiten y se repiten...
 
             Sin embargo, no escatimo mis elogios a la hora de reconocer que "Utilísima" dedicó un buen segmento de su programación al festejo de las Fiestas de Fin de Año. Creó incluso un especial para aunar en él manualidades, cocina y consejos prácticos, "Navidad Utilísima", donde Narda Lepes y Choly de Berretaga se lucen en la conducción, aunque también preparando exquisiteces. "El Gourmet", progre hasta la manija, apenas se acordó de la Navidad a partir del 6 de diciembre y reflotando programas de hasta hace cuatro años. No tienen ya vergüenza. Desde luego, no pueden disimular cuánto les fastidia a éstos el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, pues no graban un programa navideño NUEVO desde tiempos de Matusalén. El de Narda, ya peina canas. En ésto, "Utilísima" actúa como se debe. Mi único "pero" es que no hace ninguna alusión al nacimiento de Cristo y se queda en Papá Noeles, regalos, menúes y en pedir deseos para el año que entra. No mostró en pantalla, un solo pesebre.Al parecer, otros credos o los ateos podrían "ofenderse", algo muy de moda en estos tiempos donde las minorías hacen la ley y las mayorías deben esconderse. Por otra parte, el problema, como siempre, son los ateos, porque tengo muchos amigos creyentes de otras religiones que como buenas personas maduras que son, no se molestan por mi adscripción al catolicismo, ni yo tampoco me ofendo por sus diferencias conmigo. Los respeto a ellos y ellos a mí. Eso debería entender la gente de "Utilísima" en un país dnde el 88 % del pueblo es católico y el 7%por ciento,protestante, con lo que sumaríamos un buen 95% de cristianos, es decir, de observantes de las fiestas Navideñas.
            Por eso digo que este canal con ser bueno (y hasta MUY bueno), se queda en la intención. Quiere ·refinarse" sin saber si tal cosa le conviene o no y arriesgandose a perder, como ya le sucedió el año anterior, el perfil de público que lo acompaña desde aquella "Utilísima Satelital", o quizá antes aún, desde el programa de aire "Utilísima", cuando se quedó huérfano al desaparecer "Buenas Tardes Mucho Gusto". No debería  cohibirse porque algunos nariz para arriba lo  llamen "grasa ", ni ofuscarse ante las niñas de silueta esquelética que zahieren a Mirta Carabajal y Silvia Barredo como a "dos gordas sin clase y re-antíguas, que preparan comidas re-pesadas cuando esa no es la tendencia" (lo leí tal cual en un blog). Lo de ustedes, responsables de "Utilísima", es la gente sencilla, las amas de casa preocupadas por cocinar algo novedoso y rico a sus seres queridos, las abuelitas que llevarán una torta genial a sus nietos, los amigos deseosos de sorprender a "la barra" con una picada flor y flor... ¿Qué les pueden dar esos estirados de Las Cañitas solo atentos a las modas? En cambio, el hombre y la mujer común, saben agradecer a esa "Utilísima" que con sus recetas rápidas y sencillas, los saca de más de un aprieto cuando deben preparar algo bien sabroso y nada se les ocurre.
 
   "Utilísima" va a seguir teniendo un público seguidor como perro de sulky, mientras se mantenga fiel al espíritu casero, aunque audaz y aguerrido de Doña Petrona C. de Gandulfo, de quien creo, Narda Lepes es la heredera; mientras saque de la galera comidas rápidas y sabrosas a lo Choly de Berreteaga, entanto nos deleite con las dulzuras de Maurício Asta y Juan Manuel Herrera, Si apuesta a otra cosa, pierde..y por supuesto Sandler y Fox, por razones inexplicables para mí y buena parte de la audiencia, pueden elegir perder. Están en todo su derecho. Pero luego no digan   que  no les avisamos...
 
                Vanesa.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Pan Dulce delicioso.

   Les debo otra notita incisiva sobre el manejo político-estratégico de la gastronomía, pero antes de cumplir, voy a compartir con ustedes mi receta "caballito de batalla" , el Pan Dulce. Tenemos las fiestas encima y si no paso los datitos ahora, no van a poder ponerla en práctica y la idea es que, siempre y cuando quieran -claro - lo intenten. Soy de aquellas cocineras que no se guardan ningun "secretito". Para mí, el "secretito" es compartir, y es así como salen más ricas todas las cosas. Los cocineros "morfones" ofrecen platos insípidos. Créanme.

    También voy a contarles la historia de esta receta. Así como no me guardo secretos culinarios, gusto de compartir historias con ustedes ..

    Yo tenía diecinueve años entonces y jamás me había ejercitado en la cocina. Desde los quince aproximadamente, coleccionaba recetas de cocina internacional con la idea de hacerlas alguna vez, aunque nunca las ponía en práctica. Esta vez, decidí pasar a la acción. Ese verano iniciamos nuestras vacaciones unos días antes de Año Nuevo, para tener un festejo junto al mar. Alquilamos una casita en Villa Gesell y yo me propuse cocinar   Pan Dulce para la fiesta. Mucha gente me adviritió no meterme en "ese baile". Empezaba, según ellos, por lo más difícil...¡Una receta con masa y levadura! ¡Me iba a salir mal! No importaba...si el "Panettone " se malograba, mala suerte, lo tiraríamos. Muy a mi favor estuvo el hecho de contar con una casa de cotillón y artículos de repostería en la 3, a escasos metros de donde nosotros estábamos instalados. Allí me fui derecha y adquirí todos los elementos necesarios para acometer la empresa...Para mi sorpresa, la masa levó sin problemas y me encontré con algo inesperado...¡Pude hacer dos panes dulces grandes! Y yo, que creía que a duras penas tendría uno y mal conseguido...Estuvo delicioso. Además fue una de las mejores fiestas de Año Nuevo que jamás viviera.

   A partir de allí, no hubo un solo año en el que el Pan Dulce amasado por mí, no estuviera sobre la mesa familiar. Comencé a hacerlo para Navidad y siempre sobra otro para Año Nuevo. En ocasiones, me salen hasta TRES panes dulces de un kilo de harina, depende el calor que haga y las bondades de la levadura en cuestión...Siempre suelo regalar uno o dos (porque con uno solo alcanza para las dos fiestas). Hacerlo me trae inmensas satisfacciones por la felicidad que doy a los otros . La espectativa de "¿Cómo saldrá el Pan Dulce este año?" , es otro de los incentivos de los míos para esperar con ansias estas fiestas. Por supuesto, no soy de las que se quedan haciendo algo igualito, igualito años y años. Me gusta la tradición, pero dentro de la tradición, la personalidad de quien interpreta esa receta ancestral sin alterarla es primordial.. La cosa pasa por dar más y más sabor, sin cambiar formato y agregando otros ingredientes también tradicionales. Por ejemplo, no concebiría ponerle gengibre a un Pan Dulce. También fui aprendiendo modos de amasar más efectivos (¡Gracias Bruno Gillot y Olivier Hanocq!) y merced a eso, el año pasado obtuve la masa más aireada y deliciosa que pudiera pensarse.

   Dicho ésto, me llamo a sosiego y paso a lo que todos ustedes estarán esperando: la receta de este Pan Dulce que cada año trato de hacer más rico y más alto para alegría de mis seres queridos. 
PAN DULCE BIEN TRADICIONAL

- 1 Kilo de harina 000 o 0000.(Me gusta variar)
-8 huevos
-250 grs de manteca.
-50 grs de levadura fresca prensada.
-Leche (cantidad necesaria)
-Ralladura de un limón grande.
-Vainillina (cantidad necesaria)
-250 grs de azúcar-
-Miel (cantidad necesaria)
-Estracto de malta a gusto.
-Agua de azahar a gusto.
-Esencia de almendras a gusto.
-Coñac a gusto (u otro alcohol)
-Una buena cantidad de almendras, castañas, avellanas, nueces, piñones,
pasas de uva rubias y negras, pistachos , castañas de Pará y otras frutas secas. Si se quiere, fruta abrillantada. Debe sumar unos 600 grs de fruta en total.

VARIOS.

-Confites, glacé real, grana de colores, fruta seca, chocolate cobertura blanco y negro. Lo que se desee para decorar.

PROCEDIMIENTO.

   Poner en un vaso un poco de leche tibia y disolver allí la levadura (la leche no debe estar muy fría, ni demasiado caliente, puesto que en el primer caso la levadura no sube y en el segundo la quema). Conviene colocar en el vaso una cucharada de harina y otra de azúcar para ayudar a formar una "esponja" que ayudará a leudar la masa más y mejor. No es estrictamente necesario, pero así se verá si la levadura va a funcionar o no. Para que la "esponja" sea efectiva, debe trepar hasta el borde del vaso, por lo menos. Mientras se espera que ésto ocurra, se cierne la harina tres veces y se la dispone luego en corona, haciendo un agujero como de volcán en su centro. Enseguida, se baten los huevos con el azúcar, la miel, la vainillina, el agua de azahar, la malta, la esencia de almendras, la ralladura de limón y el licor (en el que previamente fueron remojadas las pasas de uva desde la noche anterior). Cualquier saborizante que se quiera agregar, se le debe poner al huevo en este momento. Después de amalgamar bien el huevo con los citados ingredientes, se coloca la mezcla dentro de la corona de harina , junto con el vaso de "esponja" leudada y se procede a amasar. Al princípio, todo parecerá un pegote espantoso que nadie podrá domar, pero a no desesperar, con un poquito de harina extra ,(siempre hay que tenerla en las recetas de masas) y un buen amasado para activar el gluten, los problemas se allanan. A medida que se va amasando y la masa se va haciendo menos "pegostiosa", se puede comenzar a adicionar la menteca cortada en cubitos. Es mejor tenerla cortada previamente y a temperatura ambiente, para favorecer el leudado. Una vez que se haya colocado toda la manteca, viene un paso clave. Se debe levantar la masa todo l alto que se pueda y arrojarla con fuerza contra la mesada CIEN veces...Sí; cien. Leyeron bien. Ni una más ni una menos. Tomen la masa con una mano , tirenla como lo indiqué más arriba, luego recojanla con la otra y repitan la operación. Enseguida, se amasa enérgicamente hasta que se sienta la masa suavecita como la piel de un bebé. Tiene que quedar elástica. El mejor método de amasado es hacer como si uno estuviera lavando la ropa...No demasiado fuertemente, porque entonces rompemos la red de gluten que se forma.



   Aquí viene el primer leudado. Se coloca la masa en un recipiente(si se puede, de plástico), se la pone cerca de la cocina encendida y se la envuelve con una bolsa de plástico. Puede funcionar muy bien ponerla en un recipiente hermético de esos que ya vienen con su tapa plástica. Allí se esperará de media a una hora y cuando haya levado al menos al doble (a veces más), se la retira, se la vuelve a extender sobre la mesa de trabajo, se la estira en forma como de rectángulo y se le agregan en el centro, bien mezcladas, las frutas secas y pasas de uva previamente remojadas en el coñac que se usó para saborizar. Eso logra una buena distribución de los ingredientes sólidos (¡Ojo! Las pasa de uva deben pasarse antes por harina, porque sino se van al fondo de la masa). Luego , se amasa bastante para mezclar bien las frutas en el Pan Dulce. Se la divide entonces en dos o tres bollos y se volverá a colocar éstos   en recipientes plásticos con tapa plástica para que leven nuevamente al doble. Cuando ésto haya sucedido (otra media hora por lo menos), se los coloca en moldes u ollas sin asas plásticas, previamente enmantecados y enharinados, se les hace a cada uno un corte en forma de cruz con una hojita de afeitar y se introducen en el horno ya precalentado, a temperatura moderada.

La cocción puede llevar de una a dos horas. No conviene abrir el horno, porque la masa se puede bajar a causa de la diferencia brusca de temperaturas. Cuando pasen alrededor de 50 minutos, ya se puede prbar como van, introduciendo una aguja de tejer o un alambrecito probador dentro de los panes. Si éstos salen limpios, están ya listos. Si, en cambio, le aparecen adherencias es que aún le falta. Cuando se cocinen bien, se los saca del horno, se los desmolda y se espera a que se enfríen bien para decorarlos con glacé real, grana y lo que se desee. Al princípio, yo me mandaba unos chorretes de chocolate blanco y negro espectaculares...ahora estoy más "Rococó" y opto por el glacé real, las perlitas plateadas y la grana roja y verde. Pero es aquí donde entra la imaginación de ustedes y con ella no me meto. ¡Decorenlo como más les guste! Y sobre todo, haganlo y disfrútenlo.

Hasta la próxima
Vanesa.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Del tiempo I'ñaupa

   Existe la erronea creencia de que la cocina de antaño era preparada a base de montañas de huevos, quintales de harina, toneladas de carne, pescado o verdura y carradas de azúcar manteca y crema. La Biblia gastronómica de Latinoamérica (me refiero al libro de "Doña Petrona") ha sido tomada como patrón de muestra para ilustrar dicha aseveración. Y hete aquí que no; Doña Petrona C. de Gandulfo tenía como característica propia el cocinar muy abundante. , pero la norma hasta ese entonces, no había sido así. Su especialísima tarea fue la de idear menúes substanciosos para famílias numerosas, por eso no escatimaba cantidades a la hora de presentar una receta. Puede ser definida como la gran cocinera de la família argentina; antes de ella, habíamos tenido en el país, buenos chefs y recetarios elegantes, pero nunca un libro de preparaciones de todo tipo orientado al ama de casa . Allí podían encontrarse entradas, coctels, pastas, aves, verduras, postres de todo tipo, tortas, dulces, conservas, platos exquisitos de la alta cocina internacional e incluso licores. No poca novedad debió ser para las lectoras, encontrar en ese libro capital para todo amante de la cocina, una práctica guía de como ofrecer un buen servício de mesa en una recepción, de qué forma trinchar las carnes, el modo adecuado de mantener la mantelería y cubertería y sobre todo, consejos acerca del correcto planeamiento del menu semanal.

   Pero no estamos aquí para hablar de Doña Petrona. Tendremos ocasión de hacerlo más de una vez en el transcurso de esta hoja de ruta culinaria. Ahora nos vamos a ocupar de las recetas de cocina anteriores a su camino señero, es decir, aquellas aparecidas en los albores del siglo XX, cuando las primeras publicaciones masivas como "Caras y Caretas" y "P.B.T" comenzaron a divulgarlas. No había sido común hasta ese momento, publicar algo que parecía tan prosaico como estos asuntos relacionados con la alimentación cotidiana. Pero no nos olvidemos que se trataba de la famosa "Belle Epoque" y eran tiempos - como ahora - de gourmets. Hombres y mujeres preciados de refinamiento, debían saber ofrecer a sus amistades, exquisiteces preparadas con sus propias manos, cuanto más raras, mejor. Aunque nos parezca raro hoy,  se esperaba que todo caballero de sociedad pudiese cocinar algún plato digno de presentarse en la mesa de un rey. Las cantidades de los ingredientes utilizados para su confección, desde luego, y forzosamente, eran razonables. No se trataba de alimentar a ocho chicos en crecimiento y a un marido cansado de trabajar, sino de agasajar a un reducido núcleo de amigos, conocedores de los secretos de la buena mesa y los vinos de calidad. También se dirigían la revistas de la época al ama de casa, pero no a la matrona cargada de prole; más bien a la dama de posición que cocinaba de vez en cuando o a la señora de clase media de Buenos Aires, Rosario o Córdoba, quien sin mucho dinero, tenía un estilo de vida similar, o quizá idéntico, al de sus pares europeas.

    Los dejo, pues, con algunas muestras de esta cocina anterior al Bicentenario. Seguro las van a disfrutar...¡Y espero tratarán de reproducirlas!

     POLLO FRITO "P.B.T" PARA TRASNOCHADORES O POLLO A LA CRIOLLA.
    
       INGREDIENTES

     -1 pollo chico          
     -Sal, cantidad necesaria
     -Pimienta, cantidad necesaria
     - manteca, cantidad necesaria
     - Aceite fino, un vaso
    -1 copita de Jerez de buena clase
     -Perejil, cantidad becesaria
     -Pan cortadito en dados para hacer "croutons"

   Se elige un pollo chico frotado con sal y pimienta, se troza en presas y se pone a freír en el aceite . El aceite debe ser del mejor y hay que cuidar de que esté en la temperatura justa. Tiene que estar muy caliente cuando se pone el pollo a freír. Se cuece en 20 minutos o cuando se note que está cocido (no debe quedar rosado), a fuego vivo, sin tapar y dejando dorar bien. Kuego, se retira el aceite y se echa en la sartén el vino Jerez fino y el perejil.
 
  Se lo sirve con una corona de "croutons" fritos en manteca, que se hace con el pan cortado en dados.
  Este pollo es ideal para comer de madrugada, cuando se regresa del teatro, porque además es de fácil preparación. (¡¡¡???)

                         FUENTE: Revista "P.B.T", del 30 de Julio de 1906. Figura como "Plato de Trasnochadores"

Así vestían las damas que pideron haber probado la receta anterior.

                                                                                                                                                                           BUDÍN "CARAS Y CARETAS" DE DULCE DE LECHE.


    INGREDIENTES.
  
    - 2 latas de leche condensada
    -6 yemas
    -4 claras
    -8 cucharadas de agua o más.

   Hacer hervir media hora las latas de leche condensada y luego se dejan enfriar (nota importantísima que no pertenece a la revista: ¡Ojo! No se les ocurra abrir las latas en caliente porque puede saltar su contenido hasta el techo y producirles quemaduras de importancia...Esperen a que estén bien frías). Se baten muy bien las seis yemas y se reservan. Se baten las cuatro claras a punto de nieve, bien duras . Se mezclan primero las yemas, las cucharadas de agua y luego, las claras a punto de nieve. Se coloca la mezcla resultante en una budinera acaramelada y se la pone a baño María uns 3/4 de hora o lo que haga falta. El budín estará listo cuando se le introduce una aguja de tejer o un alambrecito dentro y sale limpio. Se acompaña con crema de caramelo o crema de vainilla.

   NOTA: Puede reemplazarse las cucharadas de agua por alguna bebida espirituosa a gusto, como coñac.

   FUENTE: Revista "Caras y Caretas". No se puede leer la fecha exacta  , pero es de 1901



Señora deseosa de servirse una buena tajada de "Budín Caras y Caretas"




 COPA JACQUES.

INGREDIENTES.
-Marrasquino u otro licor
-Azúcar
-Frutas frescas o en conserva, cortadas en pedacitos
-Helado de limón (de crema  agua) o granizado de limón.

   Hacer un jarabe espeso con el azúcar y el licor elegido. Empapense en él las frutas cortadas en pedacitos por unas cuantas horas. Luego, llévese a la heladera (o congelador), durante 2 horas.

   Pasado el tiempo, se reparte el jarabe helado con las frutas en copas anchas de champagne y se cubre la superfície con el heladpo de limón o el granizado.

  NOTA: Desde luego, este postre acepta muchas variantes. El helado puede ser del favor que se prefiera, siempre y cuando armonice con el gusto del licor. También es posíble poner las frutas en jarabe en medio de dos capas de helado, del mismo o de diferente sabor.

  NOTA PERSONAL: Nótese que esta receta pide el concurso de una heladera, algo que a princípios del siglo XX, muy pocas personas tenían. las heladeras eran pequeñas, de exterior de madera y generalmente, de procedencia norteamericana. Podían ser adquiridas en "El Bazar Yanqui", sito en Avenida de Mayo...lógicamente en Buenos Aires, aunque había casas similares en Córdoba, Rosario y otras grandes ciudades del interior.

                               FUENTE: Revista "Caras y Caretas", de Febrero de 1905.

  ¿Y? ¿Les gustó? Es todo por hoy, pero les prometo seguir publicando recetas de los tiempos de Maricastaña y típicas de los cinco continentes...así como también notitas un poco criticonas acerca de la gastronomía actual. No me extrañen ; ¡Nos vemos dentro de quince días!

                           Vanesa.                                                                                                                                                                    


                                                                        


                              


    

viernes, 22 de octubre de 2010

Queridos Televidientes...



  Todavía no estoy loca de atar, pero faltar, me falta muy poco.Quien como yo, sea asíduo a la programación de "El Gourmet", que se proclama "amante del buen vivir", compartirá seguramente mi estado de ánimo, entre chacotón y furibundo, dada la decadencia   ya manifiesta, de la citada señal de cable dedicada a la gastronomía.

    Este pálido y deslucido 2010, "El Gourmet" cumple dos lustros completitos, es decir, una decena de años.Pasó el tiempo desde aquellos comienzos de lujo de la mano de un excéntrico Gato Dumas, quien , junto al chef Ramiro Rodríguez Pardo hacía, sino un programa aprovechable desde el punto de vista gastronómico, un verdadero sketch cómico y ocurrente que a nadie podía dejar indiferente. El hombre tenía talento y chispa, más allá de compartir uno  o no su peculiar modo de concebir la cocina. Todavía conservaba la gastronomía televisiva un dejo a París más que a Nueva York. Todavía se recordaban típicos platos criollos, recetas españolas, delícias italianas y sabores un poco más alejados de nuestras costumbres culinarias - por ejemplo los de oriente, los países islámicos o el Este europeo -, aunque siempre conservando la cordura y la premisa de que se trataba de comidas a reproducir por el televidente. Se mantenían los pies sobre la tierra. Comprendía "El Gourmet" que la gastronomía se interpretaba en cada país según parámetros propios y tenía la premisa de que el sello de la cultura "bon vivant", pasaba por Francia, no por países de lengua anglo,donde impera la practicidad más que el buen gusto, la rapidez más que el tomarse todo el tiempo del mundo para agasajar a un amigo o a la família, el llenarse la tripa para producir saciedad, más que el comer pausadamente, disfrutando cada bocado.

   Los diez años de "El Gourmet" se cumplen en un franco estado de retroceso, en una decadencia ramplona ya indisimulable. Hacía  fácilmente tres años que esta caída en picada se venía presintiendo, pero entre el 2009 y el presente 2010, los síntomas de la muerte del paciente se acentuaron brutalmente: programación repetida hasta el hartazgo, incluso tres veces en la misma semana; series con los capítulos pasados en una mezcolanza atroz; contratación de chefs sin originalidad, de tendencia modernosa,   antipáticos , pedantes y fundamentalistas de la "cocina sana"; supresión de profesionales ya reconocidos y solventes, además de talentosos y con ángel, como Christophe Krywonis, Iwao Komiyama, Narda Lepes , Elizabeth Checa, César Fredes y últimamente, Takehiro Ohno, del que se reiteran las dos temporadas de su muy ágil e inteligente "Ohno" pero a quien no se le ofrece nada nuevo. Quedan todavía, de la vieja camada, Francis Mallmann, el tano Donato de Santis, Sumito Estevez, Bruno Gillot y Olivier Hanocq,Patrício Tapia y quizá los hermanos Máximo y Juliana López May (digo quizá porque ultimamente no los he visto en nada a estrenar). No sé que se ha hecho del brillante pastelero Osvaldo Gross, a quien se propuso dejar "Utilísima" para incorporarse a un staff, aparentemente más chic que el del canal vecino y competidor, pero creo entreveer un alejamiento del mismo de la señal de marras.

                         

   Por su parte, las nuevas incorporaciones harían bostezar de aburrimiento al más inveterado chistoso. Francisco del Piero (una especie de Piero de la Francesca al revés ¿No?...pero a diferencia de su casi homónimo italiano, este muchacho no "pinta" bien) tiene la gracia de un cajero automático relleno de hielo, además de que sus platos no se salen de lo corriente y cuando aborda alguna preparación tradicional, siempre la cambia "a piacere" argumentando el consabido  "yo la interpreto a mi modo"  .Su dicción es pésima, parece recién levantado de la cama y mucho de lo que afirma se revela falso.   Por otra parte el título de su programa , "Intervenciones" es no solamente pavo, sino que no tiene mucho sentido. Quizá aluda a la intervención de su real gana a la hora de hacer estragos en las recetas pasadas de generación en generación y destrozadas en un minuto por su mano....Soledad Nardelli, es otro ejemplo de lo mal que puede ejercerse la labor de chef televisivo. Además de ser altanera, de hablar con un tono de bienuda desagradable (hay "bienudos" atrayentes, como Mallmann o Elizabeth Checa, contra quienes poco y nada tengo que decir, salvo quizá que me molesta un poco el relativismo cultural del primero) y de notarse que trata de fingir simpatía siendo fría como un tempano, tiene la manía de la cocina sanita, condenandonos a comer semillas, a beber leche descremada, a abandonar el uso de aceites y grasas y a huír de las porciones normales . En su labor, la secunda una médica tiesa como una estaca, llamada Paula Harwicz. Entre ambas, lanzan a la audiencia una serie de irresponsables consejos que podrían llevar a la enfermedad a aquellas personas dispuestas a seguirlos al pie de la letra. La doctora Harwicz llegó a asegurar la siguiente aberración: a los chicos se debe comenzar a darles leche DESCREMADA a partir de los DOS años de edad, porque después, no necesitan la entera...  Soledad Nardelli,por su parte, la pifia en lo tocante a la técnica; hizo, por ejemplo,en una oportunidad, la siguiente recomendación a quienes se iniciaban en cocina práctica: a los porotos secos  se los deja a  remojar dos horas en agua antes de utilizarlos...¡Dos horas! Llevan sus buenas ocho o nueve, si bien se prefiere dejarlos  toda la noche en líquido para mayor seguridad. Quien haya seguido las recomendaciones de esta improvisada "chef", que aunque estudió en Estados Unidos,  inundó de harina la masa casera de los ñoquis hasta dejarla blanca como un fantasma - y por añadidura, pesadísima -, se habrá sin duda, chasqueado. Otra incorporación de "El Gourmet" es   Enrique Olvera, una especie de versión  mexicana de Francisco del Piero. Ignorante, desagradablemente desprovisto de expresión  y pletórico de lugares comunes a la hora de hablar, fracasa en su insípido "Gourmet Australia", donde un eficaz Patricio Tapia, hace lo posíble para salvar el programa. No lo logra...El especial finaliza sin que sepamos nada de la comida típica de ese país. Nos vamos con la idea de que  allí es todo comida callejera y los australianos vendrían a ser una mezcla de chinos y libaneses sin ningún rasgo que los diferencie del resto del mundo. "Trocca alla Fontán", de reciente estreno, muestra más de lo mismo: una serie hecha no para bon vivants, ni para amantes de cocinarle una delícia a sus seres queridos, sino para pseudointelectuales y ejecutivos de Las Cañitas,Puerto Madero o los diversos Palermos. Por otra parte, la señal me deparó dos sorpresas muy agradables: José Ramón Castillo y Mikel Alonso, de quienes al princípio no tuve demasiada buena opinión. El primero me parecía muy técnico y pedante; el segundo, un chanta que solamente sabía cocinar cosas raras, de tamaño liliputiense para halagar a espectadores snobs. "Pinceladas Mexicanas" no fue precísamente un punto a su favor...Ese especial postmoderno, nada tenía de mexicano pese al orígen de los ingredientes con los que Mikel cocinaba . José Ramón Castillo se me redimió en "La Ruta del cacao", donde derrocha calidez y conocimiento, además de respeto por la tradicióm culinaria de su hermoso y valiente país; Mikel Alonso demostró que sabía hacer algo más que paquetitos ridículos y platos sin raices en "Lo mejor de la cocina española". De chanta caradura, pasó a ser , en mi concepto un vasco simpático, con gran domínio de los manjares propios de la península Ibérica, aquella que como nadie, maneja el arte del buen vivir y el culto a los amigos y a los seres queridos.

                            Pero pese a contar aún con profesionales de valía como Mikel Alonso y José Ramón Castillo, "El Gourmet" no pasa por su mejor momento. Narda Lepes lo  abandonó en busca de una señal que representase mejor su tipo de cocina, audaz , si bien con anclaje en el pasado, abundante, querendona, clásica, quizá a pesar de ella . Donato de Santis intenta seguir en la misma senda de siempre, si bien con la sonrisa un tanto forzada, repitiendose a si mismo, con cara de "aquí no pasa nada" ; Francis Mallmann se deja poner en la boca la frase "a mí el cordero asado me gusta así, bien jugoso" y está más bienudo que nunca  , Bruno Gillot y Olivier Hanocq consienten en realizar un programa de "catering" (antes era servício de "lunch" ¿Se acuerdan?..igual de cipayo, pero distinto) donde las comidas, con ser muy ricas, parecen a veces, algo rebuscadas y Sumito Estevez soluciona inexstientes "problemas" culinarios con entusiasmo elogiable, pero algo exagerado. Su receta de tallarines chinos "para principiantes", causa algo de gracia, pues quien se inície en cocina y vea esa propuesta, saldrá corriendo a encerrarse en su cuarto, sin querer tocar una sartén o una olla nunca más en su vida. Capítulo aparte merece el desopilante Pablo Massey, quien se embarulla desesperado cuando le toca cocinar en tiempo real y nos muestra una Sud Africa donde el aporte local es casi nulo, reduciendo las especialidades zulúes al pap , al mfino y al chakalaka , sobredimensionando, en cambio, a la cocina india o a la indonesia y criticando en grado sumo a los boers.

                                                  

   Resumiendo: diez años han pasado desde los inícios de "El Gourmet" y la señal se ha degradado hasta extremos lamentables, sin indicios de querer repuntar en lo más mínimo. A los sumo,  podemos esperar que, rabiosos por la partida de Narda Lepes, nos hagan ver hasta la náusea "Narda en Marruecos", "Narda en Grecia", "Narda Londres" , "Narda en Viet-Nam" y "Narda en Japón"  (si bien éste no se repite  mucho...vaya uno a saber la causa) . Y desde luego, estas fiestas navideñas, estaremos condenados a  tragarnos los especiales filmados hace más de dos años por Paulino Cruz, Dolli de Irigoyen , Narda Lepes  y Juliana  López May. Al parecer, para los responsables del canal, la Navidad es una fiesta no lo suficientemente importante como para justificar  la grabación de nuevos programas cada año. Es comprensíble, ya que "El Gourmet" apunta a un público soltero, que vive solo , es ateo, o al menos agnóstico , partidario del "New Age" , el Budismo Sui Géneris y el "yo me amo mucho porque me valoro, cuido el medio ambiente, me mido el colesterol y acompaño mis comidas de aguas saborizadas"...Pero aún así, deberían evitar el hacer el ridículo. Conozco a más de uno que al referirse al "Gourmet", lo llama "ajo"...por lo mucho que se repite.

   Ojalá , el 2011 no sea el último año de "El Gourmet"  en el aire. Me gustaría seguirlo disfrutando, descubriendo en él programas que me abran los ojos al mundo desconocido y me hagan amar sus costumbres, culinarias o no. O series dedicadas al placer del buen vivir que a veces todos nos permitimos, con la delicadeza y al mismo tiempo contundencia de una Elizabeth Checa, Francis Mallmann o Gato Dumas, sin dejar de lado la suculenta cocina francesa estilo Christophe Krywonis  , tan equidistante de un hotel de cinco estrellas como de una hamburguesa de MacDonald...

   Aqui seguimos esperando, con el champagne en la mano (sí, champagne, no cava, ni espumante), prestos a brindar por otros diez años más de "El Gourmet" ....¿Tendremos que cambiar la copa flauta por la taza de café, el semblante de festejo por el de velorio, la sonrisa por la corona de flores y desear a Pramer Produciones un  muy sentido pésame en honor de su hijo desaparecido en plena juventud, cuando más prometía al mundo desarrollar sus excelentísimas prendas?

             Vanesa.

viernes, 1 de octubre de 2010

Me mamo bien mamao, pa' no llorar...

   Estimado público (aunque, al parecer, no me lee nadie, es de buen tono comenzar así); puesto que aquí nos gusta comer bien, nos parece lógico acompañar lo que comemos con un buen beberaje...alcohólico, demás está decirlo. Para las almitas recatadas tan abundantes en nuestros días, ésto podrá sonar a franca herejía, pero el alcohol, si no se lo toma para emborracharse, es indispensable en un buen banquete. Bajar un corderito a las brasas con jugo de naranja, o un guiso polenta con té frío de frutos rojos, aunque éstos sean riquísimos y quiten la sed, me parece un despropósito;  concepción de la vida propia de una dama burguesa horrorizada ante la ingesta del más mínimo gramito de grasa por miedo al colesterol . Mal bicho es quien rechaza el vino ; éste pone alas en los pies, burbujas de fantasía en la cabeza y alegría en el corazón. Emulos de los antíguos puritanos o en nombre de preservar la salud (aún sin saber para qué la quieren),  estos fundamentalistas rechazan una bebida noble, deliciosa y antígua  como el mundo porque es más de gente moderna el consumir gaseosas , extrañas mezclas de yuyos y frutas o panaceas pseudomedicinales muy buenas a la hora de remojar gargantas secas   o   degustar algo rico por la tarde ,pero fuera de lugar como Homero Simpson en la Opera Garnier si se trata de acompañar el almuerzo o la cena.
   Todo este introito es para dejar algo en claro: me gusta el vino. Mucho. Tinto, blanco, rosado, espumante...de cualquier variedad siempre y cuando sea rico , no tenga gusto a químicos ni deje en la boca ese sabor ácido característico del vino malo. Me gusta el vino, y por eso me duelen las payasadas que en estos tiempos, se hacen en su torno. Me refiero, concretamente, al tema de los estudiosos del vino, de aquellos sabios observadores de copas, expertos en enterrar la nariz dentro del cáliz  , olfatear com perros pertenecientes a la división policial de estupefacientes y hacer buches con la bebida de marras para después decir: "...es un Merlot con resabio en boca a frutos rojos cocidos, a ciruela en compota con tonos terrosos y  un dejo a pimienta negra..." Me refiero a quienes encuentran el el vino, sabores insólitos , desde la consabida gama de frutas diversas pasando por los insospechados a piedras ,grafito, tierra, pólvora y hasta tinta (lo crean o  no, señores, hay quienes afirman que hay vino con gusto a TINTA) . No vale la pena preguntarles a quienes exhiben un orgulloso título de sommelier y afirman tales cosas muy convencidos de su certeza, si alguna vez paladearon una piedra, mordisquearon tierra o se chuparon un frasco de tinta; perderán el tiempo, porque los llamarán ignorantes y más que atrasados.

   Pero acá no acaba el asunto; luego viene lo del maridaje... Sí, suena feo. Como un amancebamiento gastronómico. Desde tiempos de los reyes de la Edad Moderna, se daba capital importancia a la bebida como compañera de la comida, por lo cual, debían combinar bien entre sí. A grandes rasgos, se decía que el jerez iba bien con las entradas  , el tinto   con carnes rojas y platos pesados, suculentos , el blanco con pollo y pescados, el rosado con comidas livianas, los oportos, marsalas y demás vinos fortificados como ideal complemento de postres, los licores con el café y el champagne con todo. Me parece muy bien, más allá de que yo pueda tener ganas de tomarme un vaso de blanco para digerir mejor un guisito de lentejas. Pero ahora se ha llegado a la exageración total: los tintos y los blancos se dividen en varios cepajes cada uno y no  todo tinto sirve para carnes rojas, ni todo blanco para un pescado blanco. En estos tiempos, combinar el vino con la comida se ha transformado en una ciencia digna de científicos obsesivos. El elemento snob de siempre, está en su elemento, porque tiene otro tema perfectamente prescindíble para ocupar los cerebros estériles de los seguidores de cuanta moda imbécil aparezca y éstos podrán pasar por sofisticados en reuniones de ejecutivos, expertos en marketing  y licenciados en comunicación social o economía. Les será dado ahora, revolear sus copas a placer, observarlas a contraluz y paladear el líquido de moda ante otros tantos seres que harán lo mismo y luego alardearán entre ellos de sus inútiles saberes. Y enumerarán satisfechos, nombres extraños hasta hace no mucho para casi todos nosotros: Cabernet-Sauvignon, Syrah,Merlot, Malbec, Cabernet-Franc, Sauvignon-Blanc, Viognier, Albariño etc...Sin olvidar los rosados, destacando la gran erudición de saber que no se trata de blanco y tinto mezclados, sino de  uvas Malbec , Merlot, etc, vinificadas en rosado...y olvidando otras variedades antes muy apreciadas como el Chianti o el Chablis,...Todo un tema ¿Verdad?

   Ah; me olvidaba. Ya que estamos con las cepas ¿Qué me cuentan de la llamada cepa nacional argentina? No señor, no señora. No acertó si a su cerebro vino la palabra "Torrontés". El Torrontés, una variedad de vino blanco existente solo en Argentina ERA nuestra cepa emblemática. Ahora, en virtud de la ocurrencia de vaya uno a saber quién, este papel le cabe al Malbec, vino propio de muchas partes del mundo , más específicamente de Burdeos y en todo caso, no exclusivo de nuestro país. No hay programa de televisión donde no se nombre al Malbec como "la cepa propia de la Argentina", en tanto el Torrontés  apenas si es recordado por alguien. En el programa de preguntas y respuestas del canal de cable "El Gourmet", "¿Qué sabe usted de vinos?", la conductora, Federica Pais, cada vez que oye la palabra "Malbec", salta de alegría y exclama : "¡Nuestra cepa emblemática!", para quedarse fría como un palo y no reaccionar ni bien ni mal en caso de que un concursante aluda al ya muy nacional Torrontés . Esto me suena sospechoso. Como también me da mala espina el que en la província de Salta, se estén suplantando las plantaciones de Torrontés, por las de Malbec, como empeñándose en borrar las huellas de un vino muy querido por nosotros hasta sepultarlas en el olvido.

   Para terminar, me gustaría señalar la histeria del ambiente gastronómico con relación al vino: por un lado, pareciera que si no se habla de vinos, si no  se sabe maridar, si no se está al tanto de cómo realizar tecnicamente una buena cata, se es un ignorante , alguien indigno de presentarse en ambientes medianamente refinados; por otro, si se dan muestras de gustar del alcohol - moderadamente, se entiende, no al límite del alcoholismo - puede causar mala impresión. Algunos "sanitos" no tienen empacho en mirar torcido a quien come con vino o cerveza y ni hablar si sorprenden a alguien disfrutando de algún destilado. Corren al punto a llamar a Alcohólicos Anónimos. Y las mujeres, tan feministas para lo que no deberían serlo (relación de amor o amistad con los hombres,- la cual en estos tiempos es casi desconocida -y en su desempeño como madres), exhiben una ñoñez pacata donde tendrían que tratar de no parecer damiselas cohibidas. Creen ser más "femeninas" si declaran gustar únicamente de vinos dulces , cócteles y licores y poniéndose a toser como gatos ahogados si les dan a probar alguna bebida fuerte, con lo que sólo consiguen que los hombres se burlen de ellas, las consideren flojas y tontas. Otras, son más drásticas. Dicen secamente "no tomo" y acompañan la exígua ensaladita que comen para no engordar, con un batido de spirulina...Para no traer a colación aquella afirmación  pretendidamente médica de que un hombre puede beber dos vasos de vino al día, y la mujer UNO , so pena de perjudicar su salud(si, señora Elizabeth Checa, leyó bien UNO...¿Nos vamos las dos a reírnos un rato de esos papanatas?).

   En fin; mucho puede decirse de la verdadera obsesión en torno al tema de los vinos. Mala señal es que se hable permanentemente de una cosa y se la transforme en asunto capital, porque eso podría indicar una patología social. Nos sería dado ir más lejos y preguntarnos por qué los medios quieren que nos interesemos tanto en los vinos. Cuando se insiste mucho con un tema, generalmente hay algo turbio, inconfesable detrás...en este caso, me parece , mucho más que estimular el consumo del zumo fermentado de la vid para llenar los bolsillos de los dueños de las bodegas (actualmente casi todos estranjes, dicho sea de paso). Una vez más, cambiar los hábitos y costumbres de los pueblos del mundo podría ser el objetivo perseguido por quienes fomentan en canales de cable, revistas, diarios e incluso internet, el interés enfermizo acerca del vino o al contrario, su rechazo total.

   Pero mientras tanto, como dije antes, los snobs de siempre, están en su salsa...A propósito ¿Con qué vino la maridarán?

     Vanesa.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Ostras Fritas a la Beninense.

                                          (Porto Novo-Benin)

 No solo de quejas vive el hombre. Siendo éste un blog gastronómico, nuestro deber es publicar recetas. Y ya que estamos, recetas con raíces, recetas folklóricas, como me gustan a mí. Hay tantas para ensayar ,y de los cinco continentes que no me va a alcanzar la vida para colgar aquí todas las de mi colección. Pero voy a hacer el intento. Esta receta, es propia de Africa, uno de los continentes menos conocidos gastronómicamente hablando, pero para mí, uno de los más fascinantes . Su parte norte ha sido bastante explorada (me refiero a los países con predomínio árabe y bereber), pero en cambio, el área subsahariana, casi se ignora desde el punto de vista de las preparaciones culinarias. Por eso, aquí tienen un manjaricto sencillo, propio de Benín (ex-Dahomey).





OSTRAS FRITAS               (Cotonou-Benín)


INGREDIENTES

- 2 docenas de ostras
-1 vaso grande de jugo de limón verde.
-Gengíbre en polvo

SALSA DE TOMATES PARA ACOMPAÑAR

INGREDIENTES

- 5 tomates
-1/8 de vaso de aceite.
-1 cebolla.
-Sal y pimienta a gusto.

   Abrir las ostras. Disponer su carne en un plato hondo. Verterles por encima el jugo de limón. Marinar, escurrir y espolvorear con el gengibre.

   Pelar y quitar las semillas al tomate, cortarlo y reducirlo a puré. En una sartén, calentar el aceite y y volcar allí la pasta de tomates. Bajar el fuego. Revolver con cuchara de madera y cuando tome el aspecto de una preparación homogénea, incorporar la cebolla finamente picada. Salar y condimentar con pimienta.

   Disponer sobre la salsa, las ostras perfumadas, tapar y no volver a tocar. Dejar cocinar a fuego lento de 5 a 10 minutos y servir enseguida.

   ¡Buen provecho! Y acompañen con cerveza común o de mijo. No se asusten por la proposición última . No es una delicatessen elitista. Van al barrio chino y compran una latita o más de esta cervecita de mijo. Es baratonga y como la toman también en Fuchien y allí la fabrican, no hay problemas para tener un banquete del Africa ecuatorial en toda su autenticidad con una pequeña ayuda de la industria alimentaria china.

   Buenas noches...Que la vida está hecha de pequeños momentos como éstos.

   Vanesa.




   

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Hablando...¿Se entiende la gente?



Como verán, no suelo callar las cosas que me caen gordas. Y esta es una de la que menos soporto. Se puede tratar de incorporar vocabulario nuevo , se puede querer se fresco y espontáneo…pero hay que saber diferenciar entre esos afanes entendíbles y justificables y la tontería total, el cipayismo barato , la ausencia de neuronas imperante en   boca de no pocos de nuestros chefs más conocidos.




Deben estarse por cumplir los seis o siete años de este fenómeno. Tal vez sean menos. Quizá me parezcan tantos porque cuando algo es absurdo, memo y pavo, parece durar infinitamente más. Lo agradable, se hace corto, lo bobo , eterno.



Bueno; vayamos al grano: lo que esta vez motiva mi queja es el uso abusivo de la lengua inglesa en gastronomía. No me importaría si esto fuera así con motivo de palabras sin traducción, de preparaciones típicas de países como Estados Unidos, Inglaterra, Australia, etc. En efecto, llamar “Torta corta” a la Shortcake “bollos escoceses” a los Scones o "embutido de menudencias a la escocesa" al popular "Huggie" , me resultaría tan ridículo y carente de sentido como lo opuesto. Pero los cocineros televisivos de los últimos tiempos, han batido todos los records a la hora de referirse a los diferentes platos que confeccionan o a los ingredientes utilizados en los mismos. Por otra parte, si admitimos términos extranjeros en este campo, quizá los únicos aceptables podrían ser algunos (y referidos a asuntos muy concretamente técnicos)   franceses. Francia ha sido la reina de la gastronomía hasta ahora y me causa un poco de gracia que  pretendan desterrarla de su bien ganado sitial los americanos e ingleses, quienes fuera de algunas preparaciones riquísimas locales   , nunca fueron referentes en la materia.



Voy a lo siguiente: no hay día en que sintonizando algún canal gastronómico del estilo de “El Gourmet” (cada día más de capa caída esa señal,según se ve) o “Utilisima” no escuche a algún chef decir: “Vamos a preparar unas riquísimas cookies”, “Ahora les paso la receta de esta original cake de chocolate”, “Agregaremos zester de cítricos a la masa” , “Disfrutemos de este sabroso pudding” y así…¿Adónde fueron a parar las palabras “galletitas”, “torta”, “ralladura” y…¿Budín? Algo debía escribir al llegar a este punto, porque en inglés “pudding” puede ser , en efecto un budín (pongan por caso “Plum Pudding “ o “Christmas Pudding”, dos exquisitas piezas de pastelería británica), pero también un dulce de apariencia pastosa y cremosa que se sirve en copas, por lo cual el término llama necesariamente a engaño. Señores. En inglés, esto es un pudding, ni más ni menos:





No creo que se deba atribuír a los propios chefs o cocineros estas innovaciones semiológicas. A todo lo más, quienes de entre ellos son menos instruidos o bastante ingenuos, aceptan de muy buen grado la nueva forma de destrozar nuestra lengua y nuestra cocina, sin tener siquiera la materia gris necesaria para darse cuenta de la situación. Otros, comprenden que se trata de una burrada (se les nota en la cara) , pero se ven forzados a continuar en esa senda por imposición de las señales en las cuales desarrollan su actividad. Los entusiastas de la "yanquimanía lingüística", como la chef venezolana Lorena García, llegan a la locura (de otra forma no puedo llamar a la conducta desplegada por la citada señora en cámara), de ponerse a aullar frases enteras en inglés americano en cámara y a hacérselas repetir a sus invitados a coro como si los estuviese adoctrinando para sacar la ciudadanía norteamericana. Sus “ Are you ready?”; “Great!” “Yes!” y otras palabrejas similares gritadas cada cinco minutos, son francamente insoportables….eso sin hablar de su obsesión por ir diciendo el nombre de los ingredientes que utiliza en cada receta, en el idioma de su madre patria (en este caso, los Estados Unidos) quizá con el afán de enseñar a su audiencia, la lengua del imperio. Y así continuamos balbuceando “smoothy” en lugar de "licuado", ya no utilizamos la palabra “pirotines” , nos ponemos tremendamente tontos al decir “Finger Food” para reemplazar el vocablo “bocaditos” ,insistimos con “bowl” cuando ya se había castellanizado la palabra “bol” y otras idioteces por el estilo. En no pocas oportunidades esto de nombrar en inglés americano exquisiteces de cocina o pastelería, hace creer al espectador que ha   descubierto platos nuevos cuando ya los conocemos desde hace años bajo nombres castizos. En los años 90’, todo el mundo se babeaba de gusto cuando al parecer, se introdujo la receta de la “Cheesecake"” , sin embargo ya clásica   entre nosotros… porque pocos se percataron de que se trataba de la vieja “Tarta de Queso” en todas sus variantes, publicada ya en numerosos libros de cocina de antaño. Es una receta muy popular en los países de habla inglesa y alemana, transplantada a nuestro país por los inmigrantes de fines del siglo XIX y princípios del XX. Claro…”Tarta de queso” suena a receta de la abuela y “Cheesecake” a pastelería sofisticada ¡No va  a comparar, doña!…Lo que el estirado pseudointelectual de Palermo Soho rechazaba por grasa al tener un nombre "vulgar", ahora lo come con deleite porque está bautizado en inglés y eso viste- Sin querer, así lo reconoció hace poco una joven cocinera mediática de un conocido programa de pastelería. Ella estaba preparando algo que bautizó como “Pudding de chocolate y mediaslunas”. Uno de sus compañeros, un panadero nada modernoso y muy bien centrado, le aclaró que esa exquisités se vendía en las panaderías desde hacía rato y se denominaba “Torta Napolitana" . La cocinera se horrorizó y dijo algo así como: “¡Ay, no me tire abajo la receta llamando a esto “Torta Napolitana”! Si digo que es un "pudding", le doy más categoría”. A eso se reduce todo…el inglés, para alguna gente, suena mejor que el castellano, así como en otros tiempos hasta eructábamos en francés. Sin embargo, entre tanta palabreja anglosajona, lo que más me sigue chocando es el uso y abuso del reemplazo de las palabras “torta” y “galletitas”, por “cake” y “cookie”. Casi no hay profesional de la cocina que no haga más uso de la terminología inglesa que de la nuestra. Hasta llegué a escuchar a  un genial pastelero (ante quien en otros aspectos me arrodillo, porque es Gardel en lo suyo), diciendo “cream cheese” en lugar de "queso crema"...¡El colmo de la tilinguería!. Alguien de su calidad profesional , no tenía porque echar mano de ese recurso innecesario. Por supuesto, hay excepciones a la regla: la muy inteligente y personal Narda Lepes, en su nuevo programa “Doña Petrona por Narda”, puesto en el aire por la señal de cable “Utilísima”, rara vez hace referencia a términos extranjeros innecesarios y en lugar de “tips”( otra palabra estúpida que está en boca hasta de las amas de casa) ella sigue dando "consejos". ¡Grande Narda!


(Para los chefs mediáticos, ésto vendría a ser una cookie...para mí  se trata de una simple galletita dulce)



   Pero no solamente el uso del inglés evidencia la tendencia snob de nuestros cocineros actuales o mejor dicho, de sus patronos contratantes. A veces, popularizan denominaciones que atentan contra los usos locales. Por ejemplo cuando se llenan la boca diciendo “papaya “ y “maracuyá” (dos frutas que aunque me encantan, ya me están cansando, pues los chefs de ahora no saben preparar NADA sin agregar alguno de estos dos ingredientes, sino ambos), cuando en Argentina y otros países del área lo correcto es decir “mamón” y “mburucuyá”. Estas dos frutas existen en nuestro país desde siempre, sobre todo en el área Noreste y no era difícil ver  en los viejos restaurantes porteños, leyendo la lista de postres, el mamón en almíbar, que también se vendía (y se vende) en los negocios de alimentos finos.Por supuesto, no es lo mismo, al menos para cierta gente comprarse un frasquito de mamón en almíbar "Made in Corrientes" que comer una exquisitez de orígen peruano o dominicano. Suena a "exótico".  Claro; en tiempos anteriores al uno a uno, nadie daba un peso por esa fruta porque los argentinos aún no viajabamos tanto al Caribe o al Brasil y la mayoría de la gente ni sabía lo que era. Dicho sea de paso, en Brasil se le dice “mamao” al mamón grande, y “papaia” al más chiquito, en forma de pera. El mburucuyá también es común en nuestro país, aunque en una versión más pequeña y dulce que el de  las de zonas más cálidas.Se parece algo a la variante peruana, cuya fotografía se verá en esta página.. Lo hemos sorprendido mil veces colgando de las cercas de las casas en cualquier barrio de Buenos Aires o el interior y la flor en la que se transforma el fruto, se llama Corona de Cristo o Flor de la Pasión. Hasta el auge del tropicalismo acendrado, a nadie le interesaba comerse un mburucuyá, salvo a quienes contados con los dedos de la mano, no le hacíamos ascos, por tener parientes litoraleños y saber que la frutita en cuestión era deliciosa. Ahora, con su nuevo nombre, lo ha invadido todo y hay hasta sopa de “maracuyá” (¡Ni se les ocurría decir “mburucuyá”! ¡Para esta gente es un quemo!). Por otra parte, la fiebre del destrozo semántico está alcanzando a todos los países latinoamericanos de habla española, pues hasta pueblos como el venezolano, quien llamó desde siempre “parchita” al mburucuyá y “lechosa” al mamón o el mexicano, para quien la primera era hasta no hace mucho, simplemente “fruta de la pasión”, se rinden ante el ataque a su lengua local. Y no vamos a ocuparnos ahora de otros esnobismos como el de llamar “frutos rojos” a ciertas bayas, morirse por comer cupcakes y macarrones y decorar las platos como si éstos fuesen cuadros geométricos, porque no terminamos más. Dejaremos eso para otra ocasión.

                     (¿Probaron alguna vez mamón en almíbar, especialidad de las províncias de Corrientes y Misiones? Tal vez digan que no, y sin saber lo hayan degustado comprando papaya en lata , importada de Tailandia, en el barrio Chino)


(Les presento al mburucuyá...¿Lo conocían?)



La conclusión es parecida a la mis otros artículos anteriores (me da un poco de prurito decir “post”): los canales enteramente dedicados a la gastronomía, lejos de lo que podría parecer, no son inocentes. Sus directivos, evidentemente partidarios de la “ideología única” que hoy por hoy impera en el mundo, se dedican, a su manera, a uniformizar el habla y el pensamiento de quienes se sientan sin segundas intenciones, a ver un sencillo programa de arte culinario. El lenguaje (ellos lo saben bien, y por eso han endiosado a una disciplina llamada “semiología” donde explican que todo cuanto conocemos en el mundo no es sino una construcción semántica) es muy importante para moldear el pensamiento. En cierta medida, somos como hablamos y si se logra que comencemos a hacerlo todos iguales, sin reflexionar, utilizando una terminología ridícula, terminaremos pensando como nuestros amos quieren. Esto no sucede solamente en gastronomía: quien le eche un vistazo al moderno lenguaje político, económico, educativo y hasta religioso (esta gente se ha infiltrado incluso en las diferentes iglesias y les han cambiado el lenguaje al punto de hacerlo irreconocible), sabrá a qué me estoy refiriendo. Cuando hace veinte años, uno leía notas de análisis político en este o aquel diario, escuchaba sermones en tal o cual  iglesia , oía dictar cátedra a diferentes profesores, en cada uno de ellos había un lenguaje propio, cosecha de quien hablaba o escribía – más allá de algunos términos de cada disciplina-, reflejo de su personalidad, de su individualidad. Hoy, el discurso personal ha desaparecido, y casi todos se parecen. Y lo más grave es que, si todos hablamos igual; todos pensamos igual también. Lo que está en disolución, y eso es grave, más allá de las recetas de cocina, es el yo. Hay un “nosotros” gigante que lo domina todo y borra las diferencias, en cuyo nombre los detentadores del poder actual (de izquierda y de derecha), dicen hablar.



Esta es mi reflexión de hoy, aunque a muchos les parezca exagerada. Piénsenlo mientras se comen unas cookies para acompañar el café con cream y le dan algunos tips a sus hijos para que hagan bien los homework. O.K?

Vanesa.

sábado, 14 de agosto de 2010

De la cocina típica y otras yerbas.

    Muy de moda parece estar la cocina típica de los más diversos puntos del planeta. Cocina étnica la llaman; yo prefiero denominarla cocina folklórica y no por capricho. La cocina étnica, difundida por las pantallas de miles de canales gastronómicos de todo el mundo, puesta en cartel por los restaurantes más afamados de los barrios platudos aquí y en la China, no es sino una manipulación infame de lo típico, una adaptación políticamente correcta de los manjares de la abuela.  Vemos a los chefs mimados por la farándula y los nuevos ricos  hacer el elogio de la tradición para luego destrozarla sin piedad a la hora de cocinar un plato con raíces en el pasado nacional o regional de cualquier país. Así, dirán que van a cocinar una paella valenciana, y cuando está ya uno frente al televisor, babeandose de gusto por anticipado, le toca ser testigo de una reinterpretación caprichosa de esa comida, a la que seguramente llamarán "versión moderna" de la paella. Lógicamente, el televidente espera encontrarse con una paellera enorme, rebosante de arroz, mariscos y por qué no conejo o pollo. Una imágen invitadora, sensual, bella en sí misma...pero el resultado final puede ser un pequeño montículo de arroz, coronado por un miserable langostino y rodeado de pocas gotitas de salsa que no tocarán los demás ingredientes. Cuando no nos es dado presenciar algo más extravagante. La imágen, ascéptica, insípida, generalmente simétrica y carente de todo atractivo, puede parecerse a una porción para pacientes hospitalizados, pero jamás a un manjar. En eso se habrá transformado la suculenta paella. Semejante adefesio será su "versión moderna". Así, arrancan de cuajo la tradición, la historia y la cultura, de un plato que tenía el poder de resumirlas a todas ellas. Así, fingiendo preocuparse por las raíces de un pueblo, las borran despiadadamente atacándolas desde adentro. Da más resultado que hacerlo encaramándose a la cocina vanguardista. La confrontación no suele dar resultado: si quieres vencer a un enemigo más poderoso que tú, únete a él. Y la tradición es poderosa...¡Vaya si   lo saben bien estos señores!



   Muchos chefs, cultores de la "tradición modernista", protestarán alegando que ellos han utilizado todos los ingredientes que lleva la paella, si bien utilizándolos de diferente manera, "deconstruyendo el plato", reinterpretándolo. Pero no se paran a pensar que lo que constituye la escencia de la paella no es lo que lleva dentro, sino cómo son utilizados los ingredientes que la componen. La historia, la cultura, están en la manera, no en los objetos inanimados. He escuchado decir hasta el hartazgo a profesionales respetados, como Iwao Komiyama o Borja Blázquez, que lo importante en una receta típica son los ingredientes , que a ellos se debe la esencia gastronómica de una región. Y bien, no. Se engañan , o más bien los han engañado a ellos quienes se lo enseñaron a decir. A una región o país, los  distinguen cómo se cocina allí,   , no qué se cocina . Y si estamos hablando de paella, diremos que en Valencia hay mucho arroz y no puede extrañar encontrar este ingrediente en varios de sus platos típicos ;ahora bien, también lo hay en China y allí la paella no existe... ni siquiera podemos hablar de un plato parecido a ésta por aproximación. Y son ricos en arroz el Brasil, la India, unos cuantos países de América Latina  y los EEUU , abundando además éste, en Africa aunque utilizándose en todos estos lugares de modo bien diferente. Otro ejemplo interesante podría ser el del maíz, ingrediente base de la gastronomía mexicana, pero que no puede faltar en Italia a la hora de preparar una polenta y es primordial   en unos cuantos guisos y hasta bebidas del Perú, para no hablar del sur y el este de Africa, donde se lo consume también en platos regionales muy poco parecidos a los de los países antes mencionados. En los EEUU, reviste el maíz carácter propio con sus emblemáticos panes y su succotash. No dejan tampoco los chinos de agregarlo a las sopas, ni los japoneses de asarlo en las fiestas populares, bañado en salsa de soja suave. En suma.,decir que en un plato típico lo primordial es el ingrediente (producto se dice ahora, en un legunaje muy mercantil) es como afirmar que en una canción folklórica lo importante es la guitarra, no el ritmo regional que se está interpretando y colegir de allí que todos los pueblos que emplean la guitarra para interpretar su música folklórica, tocan lo mismo. Lo que da personalidad a un plato es cómo se lo hace, por qué se lo hace, con qué motivo se lo cocina. El ingrediente es muy secundario, si se quiere. Los italianos, por ejemplo, ya cocinaban la polenta con semola de trigo antes del ingreso a Europa de la harina de maíz de América y aplicaron  esa manera de hacer y de interpretar la comida a un nuevo elemento.



    También choca la deformación de los platos a manos de estos chefs mediáticos . No les tiembla la pera  cuando se trata de decir, sin sombra de rubor "yo me dedico a hacer cocina tailandesa, pero con unos toques marroquíes aquí y allá", lo cual es matar a un mismo tiempo a la cultura gastronómica de Tailandia y de Marruecos, dando además como resultado un plato ezquizofrénico, de doble personalidad. Un plato sin raíces, como el esperanto,  lengua sin arraigo, que por eso mismo, no prosperó. Se llaman a engaño quienes evocan una una fusión "natural" como resultado del devenir de la historia - la cual, por cierto existió, existe y existirá- para amparar su postura de cocineros fundamentalistas de la mezcla permanente de tradiciones. Desde luego, siempre hubo influencias de unas culturas sobre las otras, no siendo la gastronomía una excepción a la regla. Pero se trataba de influencias paulatinas, que íbanse dando de apoco como causa de inmigraciones, invasiones, guerras y otros factores. Ahora, el movimiento de fusión viene impuesto con furia por la cultura oficial, impulsado por cocineros en el candelero que trabajan para el poder, metido en nuestras cabezas a la fuerza y con sopapa por los cultores del pensamiento único llegando a las propuestas más disparatadas como ofrecer en un restaurante para nuevos ricos, sushi boys y ejecutivos varios, platos "del sudeste asiático" (englobando a todos los países del área en esta genérica denominación ) con influencias polacas y detalles de la escuela de Paul Bocusse..

   Si queremos conservar una cocina folklórica gustosa, con sabor a historia y a tradición, que nos haga seguir pensando en los sabores creados por las manos de aquellas dulces abuelitas argentinas, españolas, italianas, francesas, mexicanas, kenyatas, japonesas, chinas, polacas, inglesas , tailandesas, la solución es mantenerse lo más fiel posíble a las recetas heredadas. Por supuesto, diferirán las unas de las otras, porque éstas pueden variar de una región a la siguiente - y esas variaciones también son historia - pero lo que no deberíamos hacer es caer en la tentación de los "deconstructores", los difusores de las "versiones modernas" (no existen, son un delírio) y los cultores de fusiones estrafalarias. La imaginación puede volar ciertamente en otro tipo de platos, donde nosotros seamos los creadores, los compositores, los artistas...aquí, estamos reducidos a la categoría de intérpretes, como si nos entregasen una  partitura de Mozart para ejecutarla. Por supuesto, siguiendo a los buenos intérpretes, algo nuestro hemos de poner en el plato que hagamos, pero no nos está permitido alterarlo. Ese manjar es obra de la historia, no nuestra. Ella es aquí la creadora. Nuestra capacidad interpretativa se verá en cómo dosifiquemos el condimento, en la cantidad seleccionada de los diferentes ingredientes a utilizar, en el punto de cocción, en el amor que pongamos al cocinar.

   Mantener la cocina folklórica viva, librándola de snobismos y ataques solapados, es el deber de nuestro tiempo, una cuenta pendiente que tenemos con la historia.

   Vanesa.